U reinado representó la máxima expresión del absolutismo monárquico
El reinado que representó la máxima expresión del absolutismo monárquico fue el de Luis XIV de Francia, también conocido como el Rey Sol. Durante su largo reinado, que abarcó desde 1643 hasta 1715, Luis XIV consolidó el poder absoluto de la monarquía francesa y centralizó el gobierno en torno a su persona. Implementó políticas que fortalecieron el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida en Francia, limitando las libertades individuales y reforzando la autoridad real.
Luis XIV promovió la idea de "L'État, c'est moi" (El Estado soy yo), que reflejaba su creencia en que él era el Estado y que su voluntad era la ley suprema. Estableció una corte lujosa en el Palacio de Versalles, donde ejercía un poder absoluto y controlaba a la nobleza y la burocracia. Además, impulsó políticas mercantilistas para fortalecer la economía y expandir el poderío militar de Francia.
A pesar de su legado de grandiosidad y poder, el reinado de Luis XIV también generó críticas y descontento entre aquellos que sufrían bajo su autoritarismo. Su reinado marcó el apogeo del absolutismo monárquico en Europa, pero también sentó las bases para futuras revoluciones y cambios en el sistema político.