Máxima tensión entre las potencias
En la historia moderna, uno de los períodos de máxima tensión entre las potencias fue la Guerra Fría, que tuvo lugar principalmente entre Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial. Durante este período, que duró aproximadamente desde finales de la década de 1940 hasta principios de la década de 1990, hubo una intensa rivalidad ideológica, política, militar y económica entre las dos superpotencias.
La Guerra Fría estuvo marcada por una serie de crisis internacionales que aumentaron la tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, como la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962, la Guerra de Corea en la década de 1950, la Guerra de Vietnam en la década de 1960 y 1970, y la invasión soviética de Afganistán en 1979.
Durante la Guerra Fría, ambas potencias compitieron por la influencia en diferentes partes del mundo, apoyando a gobiernos y grupos afines a sus respectivas ideologías. Esta competencia se conoció como la "guerra de poderes" y llevó a una carrera armamentista en la que ambas potencias desarrollaron arsenales nucleares masivos.
A pesar de la intensa rivalidad y las crisis periódicas, la Guerra Fría nunca escaló a un conflicto directo entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en parte debido a la existencia de armas nucleares que disuadían a ambas partes de iniciar una guerra total. La Guerra Fría finalizó con la disolución de la Unión Soviética en 1991, marcando el fin de una era de máxima tensión entre las potencias.